Me vais a perdonas que esta entrada no sea de fotos, pero es que hoy hace 34 años que Félix Rodríguez
de la Fuente murió en Shaktoolik (Alaska), junto con dos
colaboradores y el piloto de la aeronave que los
transportaba mientras realizaban una filmación para uno de sus
documentales. Aunque sin duda Félix fue un gran realizador de
documentales para radio y televisión, y el primer divulgador
ambientalista español que utilizó los medios de comunicación
masivos con éxito, merece ser recordado por la gran influencia que
tuvo sobre varios cientos de millones de personas en medio mundo. En
nuestro país logró que niños, jóvenes y mayores mirásemos por
primera vez la naturaleza con otros ojos, que aprendiésemos cuales
eran las principales características de cada animal, que nos
enamorásemos del monte, de los animales e incluso de su voz. Y lo
que era todavía más difícil, que fuésemos muchos los que
quisiésemos dedicarnos a defender la naturaleza.
Es importante recordar que cuando Félix
inició su labor divulgativa sobre la naturaleza, a mediados de los
años sesenta, en nuestro país todavía existían las Juntas Provinciales
de Extinción de Alimañas, que premiaban económicamente y con
diplomas a los que mataban rapaces y mamíferos, el uso de cebos
envenenados era muy frecuente en la naturaleza, y existia además una
tenaz persecución del lobo, que estuvo muy cerca de lograr su
extinción. Todavía vivíamos en una dictadura, que seguía
encarcelando por razones políticas y que firmaba condenas de muerte.
Desde luego era imposible suponer que en esas circunstancias una
sola persona pudiese influenciarnos tanto y cambiar tan profundamente
la historia de la defensa del medio ambiente.
En aquellos tiempos en los que la
televisión todavía era una novedad y donde solo había un canal,
la emisión de “El Hombre y la Tierra”, y los otros documentales
y series de Félix reunían a casi toda la familia alrededor del
monitor, siendo para muchos de nosotros una cita ineludible, ya que
digeríamos sus programas con ansiedad. Desde el principio, la voz de
Félix se convirtió en su mejor tarjeta de presentación, seguir sus
palabras con ese tono tan particular (e imitado) ya generaba una gran
atracción, pero esas imágenes de El Hombre y la Tierra, junto con
sus sintonías y la voz de Félix fue irresistible, y se produjo un
auténtico fenómeno social, especialmente con programas como el dedicado al lobo ibérico, que todavía nos pone los pelos de punta solo con escuchar su sintonía y los aullidos de los lobos.
Pero Félix no quiso quedarse en una
mera labor divulgativa, demostró que su amor a la naturaleza era
auténtico, encabezando múltiples iniciativas ambientales en contra
del uso de venenos, reclamando la protección de diversas especies,
logrando la protección de diversas zonas, y organizando actividades
para niños y jóvenes en todo el país. Una de sus iniciativas fue
la de ayudar a la creación de la delegación española del Fondo
Mundial para la Vida Silvestre, bajo el nombre de Asociación para la
Defensa de la Naturaleza (Adena) y la puesta en marcha del Club de
Linces de Adena, en el que muchos participamos.
34 años después de su muerte su
influencia todavía se mantiene. Aunque solo sea porque una
buen parte de las personas que durante las últimas décadas hemos
formado parte del movimiento ecologista lo hemos hecho gracias a que
Félix nos abrió los ojos y nos hizo comprender que defender la
naturaleza no es una opción, es una necesidad.
“El día que el hombre mal informado
acabe con la vida externa a sus epitelios acabará consigo mismo".
Félix Rodríguez de la Fuente.